lunes, mayo 21, 2007

Talles ceñidos por crótalos espectrales

Amanecen mis brazos inertes, ahogados en el sopor deuna nostalgia recóndita, tal cual ramas desvanecidas,cruzadas sobre el tronco del cuerpo arrojado a estelado de la realidad por el fervor postrero de laespuma onírica. El resto de la anatomía ya estáamalgamado en la fuerza y en el volumen vital. Laconciencia efervece a fuego lento su potaje de letras,su infusión de sonoridades, especias gramaticales,atabales eufónicos, figuras incandescentes, danza desombras, torrente de arquetipos. Al contacto con lafrecuencia transparente del pensamiento y al seralcanzados en su piel por la luz tierna (en esteinstante la cortina azul de la ventana es un dique dehebras y tropos de sombra a punto de ser pulverizadopor el tesón del piélago de luminosidad y piar depájaros en los follajes) mis brazos, insaciablescrótalos, despiertan y en el acto se eslabonan a latibia unidad del cuerpo. Mis extremidades superioresdemoran en abandonar el agua de los sueños, tardan ose resisten lerdas al conjuro inequívoco de lavigilia. Quizá soñaron ser unas varas arrojadasinertes por el frenesí de la espuma sobre la arena enla playa. Lo más seguro es que ese desvanecimientoresponde al hábito soterrado de que mis delgadosbrazos pernoctan ceñidos al talle espectral demujeres entrañables que han desaparecido de mi vida(aunque también es cierto, de entre los pliegues deuna cortina tejida de transparencias, irrumpen desúbito a ocupar las turgencias de su propia imagen,encumbradas en su sonrisa y en el pétalo de susmiradas). Amanecen pues lánguidos mis brazos,intangibles; en su contorno hechizado se hospeda cadavez con mayor compadrazgo el aire y la espectralidad.

Roberto Ramos Trujillo.

1 comentario:

Dra. Kleine dijo...

Crotalos....
Oh bellos crótalos sonadores.