lunes, noviembre 12, 2007

Hallazgo

¿Habías oído hablar de Eloy Urroz? Yo no. Ayer iba caminando por la 14 oriente con mi amigo Victor Márquez y que nos topamos con un librería de viejo de lo más desesperanzadora que te puedas imaginar y que nos metemos y sin ninguna espectativa nos sumergimos en los lomos de los libros (teníamos tiempo de sobra antes de entrar a la expo en la galería Garco). Ví un libro: editorial las impurezas del blanco ¡Zas! me interesó. Título: Yo soy ella, autor: Eloy Urroz, un hombre... ¿dice yo es ella? me interesó. Papel fabriano para interiores, cartulina novart para portada. me interesó. Diez pesos. Definitivamente me lo llevé.

Ningún indicio en el colofón más que fue publicado en 1998. Buena cosecha la del 98. ¿En qué ciudad, en qué país, en qué planeta? ¡pos sabe!

Entre guateque y guateque le dí una hojeada. Algunos destellos. oh dama, hembra, pulpa, grupa muscular. ¡Mmh!

¡No ma...s! Es buenísimo. ¿Porqué no había oido nada de él? lo busqué en Internet.

Seix Barral
Tiene 40 años.
Existe y es conocido. Pero para mí siempre será el poeta que me encontré en el último rincón de la desesperanza y me devolvió la emoción del hallazgo.

3 comentarios:

fgiucich dijo...

Las sorpresas que podemos encontrar revolviendo libros. Abrazos.

Jaime dijo...

Era de noche, caminaba por una calle desesperanza encharcada y absurda, pensaba en blanco y negro algo sobre un vacío inquietante. Entre las sombras apareció una figura, con un andar silencioso y unos ojos que amanecieron la escena. Zas...! Me interesó. Han pasado los años. Cuando no duerme a mi lado me falta el silencio. Para mí siempre será la figura que me encontró en el último callejón de la desesperanza y sostiene la emoción del hallazgo.
Uy... qué parrafo me ha salido. Sólo quería decir que los encuentros casuales son maravillosos.
Un beso.
(Creo que de pronto necesito escribir una historia que continúe este parrafo.)

Manuel dijo...

En el último rincón y en la última esquina siempre nos vamos a encontrar algo que nos salve, a veces la tarde, el día y ojala... la vida