lunes, mayo 30, 2005
Tangooooooooooo dedicado a Iván y Maxi
Trepáte a esta ternura de locos que hay en mí,
ponete esta peluca de alondras, ¡y volá!
¡Volá conmigo ya! ¡Vení, volá, vení!
Quereme así, piantao, piantao, piantao...
Abrite los amores que vamos a intentar
la mágica locura total de revivir...
¡Vení, volá, vení! ¡Trai-lai-la-larará!
Horacio Ferrer
viernes, mayo 27, 2005
domingo, mayo 22, 2005
miércoles, mayo 18, 2005
Tanatos y Eros
Tu mano —serpiente lúcida—,
comulga con la piel de mi extravío.
A su paso por el contorno íntimo de mi brazo
esquirlas de hierro erizan.
Tocada por ti
soy el cuerpo que se desprende
de las cosas húmedas;
domingo, mayo 15, 2005
Ay! Tenoch

luto

Umbrío por la pena, casi bruno,
porque la pena tizna cuando estalla,
donde yo no me hallo no se halla
hombre más apenado que ninguno.
Sobre la pena duermo solo y uno,
pena es mi paz y pena mi batalla,
perro que ni me deja ni se calla,
siempre a su dueño fiel, pero importuno.
Cardos y penas llevo por corona,
cardos y penas siembran sus leopardos
y no me dejan bueno hueso alguno.
No podrá con la pena mi persona
rodeada de penas y cardos:
¡cuánto penar para morirse uno!
Miguel Hernández
viernes, mayo 13, 2005
Tenoch se nos fue sin avisar
Descanse en Paz, nuestro amigo Tenoch
No hay extensión más grande que mi herida,
lloro mi desventura y sus conjuntos
y siento más tu muerte que mi vida.
Ando sobre rastrojos de difuntos,
y sin calor de nadie y sin consuelo
voy de mi corazón a mis asuntos.
Temprano levantó la muerte el vuelo,
temprano madrugó la madrugada,
temprano estás rodando por el suelo.
Elegía a Ramón Sijé - Miguel Hernández
jueves, mayo 12, 2005
La inteligencia de las flores
Maurice Maeterlinck (1867-1949)
martes, mayo 10, 2005
Muerte sin fin. José Gorostiza.
por un Dios inasible que me ahoga
mentido acaso, por su radiante atmósfera de luces
que oculta mi conciencia derramada
mis alas rotas en esquirlas de aire
mi torpe andar a tientas por el lodo.
Lleno de mí, ahíto me descubro
en la imagen atónita del agua
que tan sólo es un tumbo inmarcecible
un desplome de ángeles caídos
a la delicia intacta de su peso
que nada tiene sino la cara en blanco
hundida a medias ya como una risa agónica
en las tenues holandas de las nubes
o en los funestos cánticos del mar.
Más resabio de sal o albor de cúmulo
que sola prisa de acosada espuma...
(hasta ahí voy)