viernes, enero 19, 2018

BOCATTO DI CARDINALE

Poner un pie adentro de esa casa era suficiente para obtener la satisfacción de cada deseo que pudiera surgir en el visitante antes de que él mismo supiera que lo tenía. Ante los ojos de Ernesto, no bien cruzar el umbral de la puerta se levantó magnífica, una pintura al óleo sobre la chimenea que representaba a las dos hermosas mujeres que la habitaban.  

Con el inmenso pecho ocupando tres cuartas partes del cuadro, los profundos ojos negros de Petronia horadaban los ojos del espectador, atrapándolos en un par de torbellinos insondables. 

En la composición Clotilde seguía en importancia ocupando la parte izquierda del cuadro con uno de los brazos extendidos arriba señalando el infinito y el derecho abrazaba a Petronia. Sentadas en sendos sillones, acariciaban con los pies a un bulto informe que, echado en mullidos cojines de terciopelo calzaba a ambas hermanas con zapatillas de plata. 

Ernesto no pudo evitar darse cuenta de la extraordinaria belleza de las dos mujeres y en la oscuridad de su inconsciente se guardaron como un ente de seis brazos y cuatro senos que prometían nutrir cada uno de sus deseos, aún los más inocentes. 

La noche comenzó con un aroma surgido de la cocina: tocino y ajo trenzado se deslizaba en sensual recorrido hasta penetrar los orificios nasales de Ernesto que había dejado de comer cerdo hacia años por motivos espirituales, (el cerdo es una sabandija que se arrastra en el lodo y come todo tipo de porquerías, una vibración muy baja en el registro espiritual al que aspiraba a llegar Ernesto). Esta noche sin embargo comería cerdo, claro que lo comería, ¿cómo decirle que no a estas deidades del placer? 

Ninguna de las dos probó bocado y noche tras noche así sucedió. Para él, pasteles y bocadillos con intrincados maridajes, licores de almendra, agua de azahar o vino del Rhin. Ellas se ocupaban en llenar el ambiente con sus risas y cantos pero no se distraían en comer. 

Al llegar la noche del cuarto día, Ernesto fue despertado por un ruido de trastes volcados y cristales rotos. Bajó corriendo a la cocina sólo para ver flotar pequeñas bolas negras por las que ambas mujeres peleaban rabiosamente dejando en el aire surcos de sangre que trazaban un camino desde las uñas de una a la piel de la otra. Las esferas negras desaparecían devoradas por una o por la otra hasta que ni una bola escapó de  ser tragada. Momentos después ambas mujeres cayeron en letargo sobre los cojines, en el piso del centro de la sala. 

A la mañana siguiente Ernesto no percibió olor en la cocina ni los cantos de Petronia, ni los arrumacos de Clotilde. Conforme las horas fueron pasando sintió cada vez más hambre y angustia. Al llegar la noche no soportó más y, viendo la casa sola pensó en ir a buscar alguna taberna al pueblo donde pudiera comer algo y buscar los mimos de alguna cortesana pues le hacían falta como si fuera oxígeno, quizá aún más que la propia comida. Pero la puerta de la casa estaba cerrada y regresó a su cuarto con el pecho oprimido. 
Una semana después, muerto de hambre y de necesidad oyó que se acercaban por el pasillo las voces otra vez primaverales de las hermanas y su corazón por un momento se llenó de gozo. Traían en una bandeja, viandas de aspecto exquisito, racimos de uvas, fiambres especiados, pan recién hecho. Y se sentaron a mostrar esta abundancia frente a la puerta cerrada sin darle una migaja, así día tras día hasta que Ernesto empezó a sentir que perdía la lucidez. ¿Qué hice para que dejaran de quererme? ¿Qué hice mal? ¿Qué quieren que haga? 

Desde su estómago y por su pecho sintió que la oscuridad se iba haciendo cada vez más densa. Un veneno negro espesaba su sangre hasta que le subió por la garganta y de su boca abierta en una última bocanada comenzaron a salir unas esferas negras que flotaron en el aire hasta llenar de nuevo la casa. 


Lo último que Ernesto escuchó antes de morir, fue la campanilla de la entrada que anunciaba a un nuevo visitante. 

4 comentarios:

Unknown dijo...

"Desde su estómago y por su pecho sintió que la oscuridad se iba haciendo cada vez más densa", este párrafo me encanto, ahí me detuve quise imaginar el final, pero no pude, eso significa que es un súper cuento, el final es inesperado ahí esta la magia, me gusto muchísimo.

Unknown dijo...

"Desde su estómago y por su pecho sintió que la oscuridad se iba haciendo cada vez más densa", este párrafo me encanto, ahí me detuve quise imaginar el final, pero no pude, eso significa que es un súper cuento, el final es inesperado ahí esta la magia, me gusto muchísimo.

Rigo. dijo...

Genial. Llegué por casualidad a tu Twitter y me encantó. Son de esas casualidades que alegran tu día, o en este momento, mi noche. Seguiré leyéndote. Fantástico cuento.

Unknown dijo...

Muchas gracias Rigo, gracias Angie.