¿"Atada al potro del lenguaje"? La bestia, ¿la bestia es lo importante? ¿Ella te enseña la forma de domarla, de luchar? Tú sabes. ¿Hasta que no haya látigo?.
Pero la bestia no lo era tanto al final de cuentas, ella hizo su trabajo... uno también. Pienso: a la bestia cualquiera se sube, pocos la dominan; los menos, duermen con ella y la despiertan para dar una vuelta al cielo, seguros de su lealtad.
Es que hay el momento de hacerse uno con la bestia. Ese es el momento decisivo. El de entregarse al animal. Sólo entonces se funden y se vuelven uno. No sé en qué punto me encuentro, porque una vez domado vuelve a encabritarse.
Y entonces algo ya ha cambiado. Ella no es la misma y tú, aunque conservas la voz, no eres como quien montó la última vez, y sin embargo sí. Un poema enorme.
9 comentarios:
Hermoso. ¿Y quién sostiene el látigo?
Hablando de látigos, hay que vernos ya
Ya
:)
Oruga Misteriosa.
¿Quién sostiene el látigo?
Eso me gustaría saberlo... ensayemos respuestas:
¿El tiempo?
Hamletmaschine:
Lo primero que haré al llegar a Mexicalpan de las garnachas será verte.
¿"Atada al potro del lenguaje"?
La bestia, ¿la bestia es lo importante? ¿Ella te enseña la forma de domarla, de luchar? Tú sabes. ¿Hasta que no haya látigo?.
Me gusta la concreción y el golpe seco de las imágenes precisas....
Xavier:
La bestia, precisamente. En el zen hay unas historias que te hablan precisamente de domar al toro. Creo que se trata más o menos de esto.
Angel:
Viniendo de un lector tan atento como tú, es un verdadero honor.
Pero la bestia no lo era tanto al final de cuentas, ella hizo su trabajo... uno también. Pienso: a la bestia cualquiera se sube, pocos la dominan; los menos, duermen con ella y la despiertan para dar una vuelta al cielo, seguros de su lealtad.
Es que hay el momento de hacerse uno con la bestia. Ese es el momento decisivo. El de entregarse al animal. Sólo entonces se funden y se vuelven uno. No sé en qué punto me encuentro, porque una vez domado vuelve a encabritarse.
Y entonces algo ya ha cambiado. Ella no es la misma y tú, aunque conservas la voz, no eres como quien montó la última vez, y sin embargo sí. Un poema enorme.
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