¡Fuga, oh fuga! La madre sigue inevocable. Estamos huérfanos en el origen del rebaño, ningún nombre podemos evocar en el sueño, ninguno tiene valor en la oscuridad de la perfecta unión.,. Y tú, mi pequeño compañero nocturno, que te has unido a mí como un guía, ¿me serás evocable realmente todavía? ¿has sido enviado a por tu destino, por mi destino, para que te hable? ¿te sientes tú también amenazado por la eternidad? ¿está ella oculta también bajo tu noche... y por eso has venido a mí? Oh, apóyate en mí, mi pequeño hermano ge-_;lo, oh, apóyate en mí; aparto mis ojos de la amenaza y los vuelvo hacia ti, esperando, esperando por última vez aún poder volver a casa del abandono, volver contigo a la oscura bóveda erigida en mí corno un hogar que ya no conozco; oh, entra conmigo en esta familiaridad, que pulsa en mis venas como lo más extraño recuperado y en la que quisiera hacerte participar; tal vez hasta lo más ajeno no lo será ya para mí, tal vez yo mismo dejaré de serme ajeno; oh, apriétate a mí, mi pequeño hermano gemelo, apriétate a mí, y si lamentas a la madre perdida, la niñez perdida, volverás a hallarla cerca de mí, porque te tomo en mi brazo y bajo mi protección. Otra vez, quedémonos en la flotante cueva de la noche, la última vez, espiemos juntos la noche y su flotar de sueño, el sin embargo de su interregno y de su dulce realidad... Tú no sabes todavía, mi hermano pequeño, porque eres joven, de qué profundísimo interior de nosotros mismos sube la esperanza nocturna, tan abarcante y tan íntegramente animada en su inexorabilidad, tan delicada y suave promesa de nostalgia en su sufrimiento, que necesitamos un larguísimo tiempo antes de oírla, antes de oírla a ella y a su miedo, alzándose alrededor de nosotros como una cordillera de ecos, pared de eco junto a pared de eco, como un paisaje desconocido y a pesar de ello como una llamada de nuestro propio corazón, sí, y sin embargo, sin embargo tan imperiosa como si quisiera hacer resplandecer de nuevo todo el resplandor de un pasado vivido hace mucho, a pesar de ello tan confiada
Hermann Broch
6 comentarios:
Una de las mejores novelas (no se si decir "novela" es correcto para tanta poesia) que he leido. Y tambien El Maleficio. De lo más fino, Broch.
Saludos.
qué lindo.
Barmadu:
En efecto, lo llamo poema.
Esteban:
Sí, es lindo.
Y porque es tan difícil hablar de ella, dado que pocos la escuchan, y quizás menos intuyan que se abre paso en la cordillera escarpada de ¿sus propios ecos? ¿en las paredes de los más secretos elementos del ser? Esperanza hay que decir.
Además, el eco. ¿Es una palabra, un verso, una emoción, la vida misma?
Vuelvo a escuchar la metáfora de la unión perfecta de la noche -cuando cae o cuando termina y se levanta el día-.
Después de ser un huésped de su vida, cuánto descubrimiento del amor en esas palabras.
Raquel, este poema me ha conmovido y animado.
Sí, Xavier; este poema tiene todas las emociones posibles. Todas. Insisto con Barmadu: no es una novela.
Hola Raquel¡
Te felicito por el Blog
esta super chido,espero que estes bien, cuando termine mi cuento te lo
mando OK?
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